Amarás a Dios por sobre todas las cosas
- Esteban Lopez
- Oct 22, 2017
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Comentar sobre la existencia de Dios es un hecho totalmente arriesgado, y por cierto aquel que se lo tome a la ligera o que le reste importancia es porque ve esta discusión con ojos poco críticos, reflexivos y filosóficos, y para hacerlo, será primordial primero definir las dos palabras que nos atañen, “existencia” y “Dios” la primera, podría definirse como la presencia en cierta dimensión de la realidad para lo cual llegan las perspectivas filosóficas a bifurcar la palabra con la dimensión material o sensible y la inmaterial o intangible en las cuales los argumentos son los mismos, por un lado está el empírico: “Tu teoría no tiene fundamentación física o comprobable por tanto es falsa” (en la cual se pueden encontrar diversas falacias como de distracción o desconocimiento) y por el otro lado está el racionalista: “Tu teoría es falsa porque no trasciende al mundo material”. Esto a su vez, problematiza la situación lo que nos obliga a establecer una relación entre racionalismo y empirismo y para establecer dicha relación se podría utilizar la respuesta a la pregunta, ¿Cuál es la causa de la racionalidad humana? O ¿Cuáles son las consecuencias de la racionalidad humana? Irremediablemente, las anteriores preguntas se tendrán que responder a través de fluctuaciones en el mundo material y a su vez al preguntarse por el entendimiento del mundo material se hará uso de conceptos racionales. De lo que se puede concluir que todo lo existente debe ser material y racional a la vez, ya que su separación implica la inexistencia absoluta. Neutralizando así las dos posturas, lo cual no impide la veracidad de los otros ideales expuestos por las posturas similares en la religión en la cual el empirismo correspondería al ateísmo y el racionalismo al teísmo. Adicionalmente, podría agregarse otro retoricismo falaz al teísmo y son las cualidades de Dios como la bondad y su intervención universal, en este punto es necesario la ejemplificación de la muerte o la tortura social del hombre en donde el teísmo se justifica con la recompensación futura, el crecimiento espiritual o el profundo amor de Dios, pero toda esta palabrería se podría clasificar perfectamente en una sola palabra: maquiavélico, dando de cierta manera a entender que Dios piensa que “El fin justifica los medios” y esa aseveración es todo menos noble o bondadosa, es humana, es imperfecta. Además, la intervención al mundo material debe hacerse, por definición, por sustancias materiales. Después es necesario definir a Dios, esto es complejo en tanto su entendimiento puede darse desde la perspectiva teísta, que es contradictoria lo cual hace que la dimensión racional se desmorone convirtiendo a cualquier intento de prueba material improductiva, excusa para empezar guerras o motivo para terminarlas, modelo ético, modelo antropológico, necesidad esperanzadora para la salud mental humana hasta descendencia cultural y ya que todas estas anteriores definiciones excepto la teísta, son materializadas y racionalizadas por la mente humana, concluyendo así, por ahora, que Dios es una creación de la mente humana que influye en aspectos psicológicos, éticos, políticos, sociales y culturales y ya que a través de todas estas condiciones se ha manifestado, sí existe. Sin embargo, la perspectiva deísta altera todo lo antes planteado ya que erradica la intervención material (que podría cuestionarse si es una acción voluntaria o involuntaria de parte de Dios) y de cierta manera evadiendo las contradicciones. Teniendo en cuenta lo planteado sobre la existencia absoluta, sería necesario encontrar un rastro material, dado que la dimensión racional ya es lógica, y como este no se ha presentado en el planeta sería necesario buscar en cada rincón de nuestra galaxia, en cada segundo que ha existido nuestro universo/posible multiverso/posiblemente infinito universo para saberlo y dado que el hombre no tiene la capacidad de vivir eternamente ni viajar en el tiempo ni de viajar siquiera unos cuantos años luz, lo que limita enormemente su conocimiento siéndole imposible comprobar la existencia del Dios deísta, lo cual no lo hace falso, ni verdadero, solo incognoscible por lo tanto es impreciso hacer una crítica a esta postura. En cambio, la figura panteísta relaciona a Dios y la naturaleza haciendo una simple relación de sinonimia entre las dos y a sabiendas que la naturaleza sí existe entonces Dios tendría una perfecta justificación lógica que sólo podría cuestionada en cuanto a su practicidad y su objetivo los cuales son bastante claros en una religión la primera respuesta sería que la practicidad es irrelevante y la segunda es una búsqueda alternativa de la felicidad psicológica. Finalmente, se podría decir que dos de las perspectivas son lógicas, el panteísmo y el agnosticismo, una es incuestionable: el deísmo y las otras son palabrería y anticriticidad.
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