La formación artística para desempolvar la escultura pública en Bogotá
- Mitzi Elizabeth Cruz Algarra; María Ángela Dávila
- Nov 20, 2017
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Si los artistas y escultores que aportaron sus obras a la ciudad de Bogotá, observaran la forma en que éstas son percibidas, sino más bien, abandonadas e ignoradas, o incluso en algunos casos deformadas por los ciudadanos; probablemente responderían que esperaban una respuesta de ese tipo de parte del público.
En la asignatura Gramática del Arte dictada en la Universidad Nacional el presente semestre, fue asignada por el docente la labor de escoger una escultura en la ciudad de Bogotá, visitarla y realizar entrevistas a los transeúntes y concluir cuáles eran los elementos que componen o la afectan.
Se optó por visitar la escultura "Espejo de Luna" elaborada por el artista Eduardo Ramírez Villamizar. Esta obra fue instalada en el año 1989 a la entrada del edificio World Trade Center, debido a un concurso realizado por esta entidad. La edificación se caracteriza por ser un importante edificio en el cual se fomenta y realiza el comercio internacional y los negocios en el norte de Bogotá.
Al iniciar la actividad no hubo percance alguno, sin embargo, mientras se realizó la actividad, el guardia de seguridad observaba detalladamente las acciones que realizamos, hasta que se le comentó acerca de la actividad académica que se estaba realizando en ese espacio público. Al realizar las entrevistas a las personas que transitaban por la zona, éstas expresaron desconocimiento e indiferencia acerca de la obra de arte que se encontraba allí, a pesar de llevar algunos hasta diez años trabajando por este sector.
Lo anterior nos hace considerar que la insuficiente educación artística y cultural ofrecida en Colombia, su falta de difusión, sumado con la indiferencia de sus habitantes, ha generado un abandono en este campo artístico tal como hemos podido comprobar principalmente a partir del estado en que se encuentra la escultura pública en Bogotá.
Así por lo que se refiere a la educación artística escolar en Colombia hay varios elementos que aportan a este desinterés, lo cuales son trabajados por Miguel Huertas en “Las artes en la educación escolar”[1], ahí se menciona entre otras cosas, una supuesta “utilidad” que debe tener la educación para poder ser desarrollada en el campo laboral, la figura del museo vista como un contenedor de la historia del país y la falta de un enfoque en un pensamiento crítico, así se genera, si es que artes está incluida en el programa curricular, una reducción del campo artístico a una cierta habilidad manual, o por otro lado una especie de encasillamiento que aleja al espectador, y que limita las posibilidades e interpretaciones, de manera que se podría entender la actitud de los habitantes del sector, aunque no se justifique su comportamiento.
Por otro lado, el hecho de que la escultura de Espejo de Luna esté cuidada y en buen estado solo por la alta vigilancia del sector en donde se sitúa, termina por ser un arma de doble filo, pues el público hacia el cual está dirigida la obra no es capaz de vivirla como lo habría querido el autor, pues el mismo ambiente del cual se encuentra rodeada la escultura, opaca por completo la obra y la intención del autor, todo ello junto al poco interés o incluso la timidez del espectador a acercarse a echar un vistazo a un vestigio del arte colombiano en medio de un espacio laboral.
Ahora, ¿por qué los colombianos respiran la indiferencia? Este problema de apreciación no solo radica en una cultura fascinada por lo extranjero y una clara falta de sentido de pertenencia que se remonta a muchas generaciones del pueblo colombiano. Esta dejación hacia el arte autóctono tiene como punto de partida el papel que tiene el gobierno, en este caso el distrito sobre su misma difusión. Según un artículo de la revista Semana; en un año, a la cultura se le destina el presupuesto de una semana del ministerio de defensa[2], lo que nos dice que después de todo el arte y la cultura no parecen una prioridad y se encuentran en un segundo –o hasta tercer plano- para las entidades nacionales. Sin embargo, no es solo una situación de presupuesto sino de gestión cultural.
Por ejemplo, en nuestro caso, tras empaparnos un poco de la escultura nos hemos encontrado capaces de formar una visión más crítica y consciente frente a este tema, lo que nos permite deducir que desde la difusión se puede crear un cambio en esta visión del pueblo colombiano, y con más inversión en la educación artística y cultural se puede llegar a un público que esté más interesado en este tipo de proyectos y se atreva a interactuar y dialogar con ellos.
Además se debe tener en cuenta que la población bogotana tiene una cierta tendencia al olvido de la cultura, principalmente por la mezcla de personas de diferentes orígenes, situación que es normal encontrar en la capital de cualquier país, pues estas sienten que es algo que no les representa; “no logran sentirse identificadas”, acompañado por la indiferencia que genera tranquilidad y comodidad para el transeúnte, ahorrándose cualquier tipo de esfuerzo adicional e innecesario.
Con todo esto concluimos que la falta de interés hacia el campo del arte se manifiesta en la actitud desde el Estado hasta la del ciudadano común[1] . Todo lo anterior se puede explicar debido a que el foco de observación se encuentra dirigido a otros aspectos y problemáticas del país. Las guerras, conflictos internos, deudas y falta de desarrollo territorial han sido constantes que opacan la problemática del arte y la importancia de ella en el país. En consecuencia a lo anterior es usual contemplar -aunque no es el caso de la escultura a la que nos referimos-, como gran parte de las esculturas públicas de nuestra ciudad se encuentran en malas condiciones, al punto de casi ser denominadas abandonadas.
Por lo anterior hacemos un llamado al instituto distrital de patrimonio y al taller del espacio público, las entidades encargadas de la preservación y la memoria de estos monumentos, tanto como al ministerio de educación, para que se realice un trabajo más eficiente alrededor de la formación a público como un camino para la apropiación, y el interés hacia la cultura del país.
[1]MIGUEL HUERTAS. Experiencia y acontecimiento: Las artes en la educación escolar. 1 ed. Bogotá : Universidad Nacional de Colombia, 2007. p 84-99.
[2] ¿Hay crisis de la cultura en Colombia?. En: Semana [en línea]. (28 de mayo de 2016 al 3 de octubre de 2017). Dsiponible en: <http://www.semana.com/cultura/articulo/cultura-y-su-papel-en-el-posconflicto/475468> [citado en 3 de octubre de 2017]
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